8-marzo-2016
He estado
encontrando mucha satisfacción en las actividades al aire libre, las
caminatas (nunca me ha gustado caminar como ejercicio) han inyectado
otra forma de ver el mudo alrededor de mí (siempre yo, todo
alrededor mío) gracias al ejercicio constante han sido un reto que
se ha podido superar con creces, a mis 33 años, creo que no mucha
gente se mantiene en la poca condición que yo tengo, con hijos,
fuman o beben, yo lo evito lo mejor posible, y creo no estar mal
realmente.
Un gran defecto que
tengo es no esperar tampoco, estoy acostumbrado a mi propio ritmo, no
es que piense que soy mejor que los demás, pero para este tipo de
actividades o puedes o no, y si puedes vas por más, si no puedes, te
quedas ahí (no siempre pasa) pero para la próxima ocasión tienes
que ir mejor preparado, la experiencia del aprendizaje cuando se pasa
un mal momento te ayuda a anticiparte, a minimizar los riesgos.
Recuerdo esa ocasión
en que Horacio cayó cuando las finas cuerdas del parapente que usó
se enredaron a causa de una corriente de aire, yo estuve ahí, para
esa fecha ya casi nadie salía a escalar, sólo yo le seguí de
cerca, hasta que, después de ese suceso le perdí la pista, cosas
que uno debe tener presente al salir a una actividad en la cual
implica correr un riesgo:
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El riesgo está en todos lados, al bajar un escalón, tomar un autobús, comer un alimento.
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Es necesario prepararse, aunque no siempre se piensa de esta forma, que lo peor puede ocurrir, al caminar o manejar, incluso dentro de la ciudad.
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La lectura del día de ayer (Touching the Void, Joe Simpson), me confirma: si físicamente yo, como individuo, no me encuentro al 100% (mental y físicamente) no podré ayudar a alguien más, al contrario los resultados pueden ser devastadores.
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Si no conoces tus propios límites, fuera, en un cerro o en una montaña, la vas a pasar muy mal, perdiendo la concentración, arrepintiéndote de donde y en qué condiciones te encuentras, lo que hará que no pienses objetivamente.
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Si vas acompañado, lo mejor que se puede hacer es haber aprendido a hacer equipo, esto se logra cuando conoces a la otra persona, sabes a que le teme, de qué es capaz física y emocionalmente, así como el apoyo que tú le puedes brindar y claro viceversa, esto se logra con algunos años de amistad, tal vez no tanto tiempo, pero es preferible de acuerdo a mi experiencia.
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Si la primera vez que llevas a alguien a acampar o caminar por un lugar agreste, lo pasa muy mal, no lo vuelvas a hacer, y si ocurre, asegúrate de que esa persona se prepara lo mejor posible, para la próxima ocasión.
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Cuando sales con personas sin experiencia estás asumiendo el riesgo, multiplicado por el número de personas sin experiencia, ya que de cierto modo eres responsable de ellos, aún cuando ellos hayan firmado por escrito que están al tanto y comprenden la clase de riesgo al cual se someten, en el peor de los casos, deberás medir si es necesario arriesgarte al llevar gente 'sin experiencia'.
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La mejor forma de salir como ya lo menciono, es salir pensando en que puede ocurrir lo peor, pero no salir con miedo, avisando en dónde te encuentras y si es posible salir en grupo, con suficiente comida, bebida, herramientas (en caso de ser necesario) y sobre todo uno o dos aparatos de comunicación, como en la escalada, debemos de tener al menos tres puntos de apoyo en la roca y dos de anclaje, estrictamente deben ser más, pero me refiero a un celular (o dos) y un aparato de radiocomunicación.
Cuando uno se
encuentra en una situación de peligro o bien ya ha ocurrido un
desastre, por lo regular uno piensa en la serie de eventos que nos
han llevado hasta ahí, que salió mal, y podemos distraernos, aún
cuando ya estemos calmados.
Cuando Horacio cayó,
llevaba consigo un teléfono celular, nos había acompañado su
pareja, y ella llevaba a su hijo pequeño como de unos 5 años, al
estar convaleciente, me pidió que fuera yo a hacer la llamada de
auxilio a la Cruz Roja, mientras ellos esperaban, no conocía la zona
y el me indicó hacia donde caminar, lo cual hice, hasta encontrar
señal de comunicación, realicé la llamada, memorizando en ese
entonces la ubicación y los nombres (ya no los recuerdo, pero creo
que fue en Calixtlahuaca) llamé a los paramédicos de la Cruz Roja,
refiriendo quien era él y argumentando que había hecho algunos de
los materiales para rescate, el helicóptero no tardó más de 10
minutos, según puedo rememorar, también llamé a otras personas
conocidas de él, que fueron quienes amablemente me acercaron de
nuevo a Toluca, desde ese momento ya no supe nada de él, sólo un
par de meses después me enteré que había estado hospitalizado, es
una persona que no estaba quieta en un lugar, siempre de aquí para
allá, no sé si sea casualidad que ambos hayamos nacido un 30 de
enero.
Estando arriba,
pegado a una roca, enorme, pendiendo de una cuerda, que puede
romperse, sintiendo la adrenalina recorrer tu cuerpo, pensando en no
caer, de donde agarrarte, los problemas habituales toman otro matiz,
no desaparecen, pero si puedes resolver la falta de comida, el lidiar
con la sed, con el agotamiento físico, la subida o bajada de
temperatura, puedes resolver cualquier cosa de vuelta a tu rutina.
Lo más difícil es
dejar la comodidad de casa, de tener energía eléctrica, internet,
una TV, agua y baño calientes, una cama cómoda.
Las actividades al
aire libre no son para todos y sarcásticamente puedo decir que: no
son para cualquiera, hay que tomarle el gusto, por que de lo
contrario la naturaleza reclama también y uno se la pasa
arrepentido, además de que termina odiando y se vuelve un recuerdo a
veces, doloroso.
En varias ocasiones
pregunté a algunos conocidos de anteriores trabajos si habían
acampado o haber hecho alguna actividad similar, una o dos personas
habían comentado que lo habían hecho, pero eran como adolescentes,
a los cuales les tenía prohibido desvelarse o salir, por lo tanto en
estas actividades aprovechaban para tomar alcohol, cuando escuché
esto, me sentí molesto, ¿Por qué? Por que es bien sabido que mucha
gente ha perdido la vida, se han arriesgado estúpidamente, sólo por
beber alcohol, se han ahogado o muerto por hipotermina, sólo por
beber alcohol y estar fuera de sus casas, el problema que vi, es que
forman una mala fama a la gente que acampa, ya que también tiran
basura o causan incendios, es una de las razones por las cuales,
muchos lugares destinados a estas actividades se han vuelto incluso
inseguros, es una pena, pero la delincuencia está causando un
impacto muy profundo a salir a explorar por cuenta propia.
El miedo es una
emoción (que depende mucho de la percepción y experiencia previa de cada individuo) poderosa, puede ayudarte a sobrevivir o
terriblemente orillarte a la muerte, el problema con las personas que
vivimos en la ciudad es que vivimos rodeados de comodidades, no es
como aquéllos que viven en el campo con el riesgo de una picadura
o mordedura de alacrán o de una serpiente, aquí nos preocupan más
otras cosas de similar peso, la gente acostumbrada al hambre tiene
una ventaja grande frente a quienes incluso podemos llegar a padecer
de sobrepeso.
No se puede adivinar el futuro, pero creo que además nunca se está lo suficientemente preparado, sorbe todo cuando nos enfrentamos a una fuerza más grande que la nuestra, es decir de la naturaleza, una lluvia o un torrente, el cambio del cauce de un río, creo que la perspectiva cambia cuando uno ve de cerca la muerte, además considero que la edad es un factor clave también para 'medir' los riesgos, de adolescente uno se cree indestructible, pero cuando cumple el doble de edad, se puede sentir asombro de recordar las cosas arriesgadas que se hicieron durante la juventud.
Uno no conoce sus
propios límites, hasta que nuestra vida o la de otra persona se
encuentra en peligro, el tiempo de reacción de nuestro sistema
nervioso es increíble, son milisegundos en los que se activan los
reflejos, sobre todo para actuar o no, he oído historias desde mi
época de estudiante de personas preparadas físicamente, entrenadas
para actuar en situaciones de riesgo, pero que al momento de ocurrir
un terremoto, por ejemplo, se paralizan, siendo incapaces de llevar a
cabo el entrenamiento previo.
Arriba en una pared
de escalada, te olvidas de todo, aprendes a concentrarte en lo que
estás haciendo, por que en gran medida tu vida depende de que lo
hagas bien, o por lo menos al 90% de tu fuerza física, el resto
compete a tu compañero, quien te asegura desde abajo, cosa diferente
es cuando escalas solo, dependes sólo de tu capacidad a más de ese
100% que puedes ofrecer, si piensas en los problemas cotidianos que
te ocurren o al vecino, es probable que puedas perder la
concentración y ocurra un accidente fatal, que habiendo seguido las
recomendaciones previas, se puede reducir un riesgo, o bien, por lo
menos se reduce el tiempo de rescate y auxilio.
Al subir a montaña,
las bajas temperaturas pueden hacer malas pasadas, una de ellas, es
la deshidratación, cuando uno sigue caminando, entra en calor y
comienza a sudar, de la misma forma, ya que el agua está fría, se
reduce el deseo de ingerir agua, pero es vital mantenerse hidratado,
aún cuando se tenga la necesidad de orinar continuamente, revisar el
tiempo y la hora, sobre todo de la salida, para hacer un estimado en
la llegada, basándose en que las condiciones climáticas van a
cambiar, así como que el regreso uno se encuentra cansado y
comenzará a oscurecer.
Llevar cualquier
aparato que use baterías, como el teléfono celular o lámpara
frontal, contar con que la baja temperatura, ocasionará que las
baterías se agoten más rápido que en un clima templado, llevar
repuesto de las mismas o bien, si se lleva un banco de energía
(batería portátil) para el móvil, mantenerlo cerca del cuerpo,
para que éste pueda recargarse de manera adecuada.
A inicios de año, mucha gente volvió a caminar por el Volcán emblemático de la ciudad, el Xinantécatl, mucha gente lo ha hecho desde siempre, y algunos han perecido incluso conociéndolo de años, el gran problema de los turistas es subestimar una montaña, sobre todo por el libre acceso a pie, sin alguna normatividad de seguridad, no olvidemos que la naturaleza es imprevisible y por ende poderosa, incluso hubo muertes de clientes y 'expertos' que subían a la gente a uno de los tantos picos del volcán, cobrando por dicha visita.
Los
riesgos, como decía, están en todo momento, nunca está de más tomar un
curso o incluso una certificación en primeros auxilios o en reacción
ante algún desastre natural, por desgracia la experiencia es la mejor
maestra.